- Un piso muy actual con pasado señorial.
- Un piso señorial decorado con estilo vintage en París.
- Un piso de diseño contemporáneo en un edificio señorial.
Pese a su juventud, el matrimonio propietario de esta vivienda ya había tenido anteriormente otras cuatro o cinco, incluso en diferentes países, por motivos profesionales. Hoy por hoy, con tres hijos pequeños, están instalados en este piso de 500 metros cuadrados en la calle Velázquez de Madrid, del que no tuvieron que hacer ninguna intervención de obra, ya que estaba recientemente reformado y se ajustaba muy bien a sus necesidades. Lo que sí aportaron a su nuevo hogar fueron muchos muebles y piezas de diversa procedencia que querían aprovechar de las anteriores mudanzas, un trabajo de decoración para el que recurrieron al estudio Luzio Design & Projects. Nadie mejor que ellos podía hacerlo, teniendo en cuenta que habían sido los autores de los proyectos de todas sus anteriores viviendas y, por tanto, conocían perfectamente a los dueños.
''Nuestra intervención consistió básicamente en recolocar todos los muebles que ya tenían y añadir lo que podía faltar'', explican desde el estudio.
Acertada mezcla ecléctica y clásica
La vivienda muestra la habitual y señorial estructura de los pisos de esta exclusiva vía madrileña: suelo de madera maciza de roble, techos altos con molduras, estancias muy amplias, columnas y cornisas por doquier, pomos de latón, etc. Una suma de elementos que desprenden ''un aire clásico muy parisino'', comenta María José Gómez, co-fundadora de Luzio.
Con esta carta de presentación, únicamente se procedió a pintar todo el piso y, aprovechando la cantidad de luz natural que recibe, se optó por un tono blanco roto muy elegante y acorde con dichos elementos originales, sirviendo además para realzar las diferentes piezas que ocupan las distintas estancias.
Es a raíz de esta intervención en la decoración, y como resultado de la unión de las diversas culturas y procedencias –tanto de los propietarios como de las piezas recopiladas de los viajes–, que el proyecto adopta un estilo más ecléctico, sin perder la esencia estilística madrileña que el piso tiene como base.
Dadas las dimensiones de la vivienda, todas las estancias presumen de espacios amplios y generosos, empezando por el recibidor. Este hace de núcleo desde el cual parten diferentes zonas, algunas abiertas, lo que facilita que la luminosidad circule gustosamente entre todas ellas. La mezcla de materiales, como el mármol de la mesa de centro, el textil de la alfombra turca, la madera tropical de las esculturas o el cuero del banco ya solo en este espacio de bienvenida, da idea de la mezcla estética que se va a dar en el resto del piso.
Un despacho que también es galería de arte
Una de estas estancias abiertas es el despacho, situado a mano izquierda del recibidor y presidido por un escritorio colonial de teca procedente de la India y un escultural tótem de una tribu de Papúa Nueva Guinea.
Cabe destacar el foseado circular en el techo para dar más altura y realzar la delicada lámpara chandelier de cristal tallado, un detalle que consigue suavizar visualmente el peso ornamental de las otras piezas.
De frente al recibidor se abre uno de los pasillos cuya perspectiva fotográfica muestra las líneas puras y ordenadas de las construcciones clásicas y exclusivas de esta zona de Madrid, protagonizadas por el juego de arcadas, columnas y cornisas que se realzan con el color blanco.
La puerta de doble hoja que se abre a la derecha del recibidor da al enorme salón distribuido en dos ambientes y con vistas a la calle Velázquez.
En el salón, destaca la librería de madera oscura procedente de Indonesia. En el mismo tono, resaltan el sofá Chester y la banqueta de capitoné, ambos de piel envejecida. En contraste, la mesa de centro y las butacas se eligieron en blanco.
El segundo ambiente del salón ofrece otra línea estética, con un sofá esquinero hecho a medida y varias mesas auxiliares redondas junto a dos sillones en una paleta cromática no tan de contrastes. Llama la atención la zona de bar creada junto a la puerta que combina negro y dorado en un acertado intento de emular los elegantes locales clandestinos de los años 20 americanos.
Desde este ambiente del salón y cruzando el pasillo se accede al comedor, situado en una estancia independiente con luz natural y enmarcado en la entrada con dos columnas de tintes afrancesados. La vista se torna hacia la espectacular lámpara de techo sobre una mesa de roble con base de hierro negro, una mezcla muy ecléctica cuya línea es seguida por las ocho sillas de terciopelo con tachuelas.
El aseo de cortesía, al igual que el resto de baños de la vivienda, ya estaba reformado y no se hizo ninguna intervención. La pieza de mármol le otorga un estilo palaciego al aseo, perfectamente combinado con los apliques art déco, el espejo ovalado y el papel pintado. El punto más actual lo pone el lavabo de cemento oscuro cuadrado en una clara apuesta por realzar el contraste.
De la cocina destacan las grandes dimensiones que permiten diferenciar distintas zonas dentro de la misma (despensa, área de cocción, isla con comedor, etc.). ''Es un lugar importante para ellos en este sentido'', comentan desde el estudio.
El llamativo pavimento de cerámica hidráulica se combina con el Corian blanco de la encimera y con el gris antracita del mobiliario italiano, un conjunto que ya se encontraron los propietarios al llegar.
Estilo colonial americano en el dormitorio
También con vistas a la calle Velázquez se ubica el dormitorio principal con vestidor y baño en suite. El mobiliario es muy americano, desprendiendo cierta línea colonial y camas de grandes dimensiones, con el cabecero y las mesitas a juego. La propietaria solicitó a Luzio Design & Projects disponer de un tocador dentro del dormitorio con una amplia mesa, en consonancia con el resto. El tono de la madera de roble del suelo, dispuesta en espiga, aporta la calidez que precisa este espacio donde, por otro lado, predominan los elegantes tonos grises.
Los mismos que destacan en el baño en suite, revestido por un papel de pared vinílico y un marco de espejo también en gris lacado, hecho a medida. Aunque la bañera exenta es, sin duda, la protagonista aquí.
La habitación del niño, al igual que la suite, muestra el mismo mobiliario grande y robusto, procedente de su anterior vivienda y a juego con las mesitas de noche. Para dulcificar el ambiente se ha recurrido a accesorios propiamente infantiles, como la divertida alfombra de un león o el rinoceronte de fieltro de la pared. La silla danesa en color rojo del escritorio pone la nota de color.
Como detalle destacan las puertas del armario empotrado forradas de fibra natural (cañizo), siguiendo la calidez del suelo de parquet y el acabado de la madera natural de los muebles de todo el dormitorio.
El baño del niño, muy sencillo y de apariencia masculina, continúa con esta tonalidad marrón para el revestimiento porcelánico de la ducha, en claro contraste con el negro del suelo, de la encimera lacada y del marco del espejo.
La disposición del dormitorio de las niñas es un poco especial. Son dos estancias comunicadas a través de un vano abierto; una de ellas, con la cama grande, es de la hija mayor, y la otra, con la litera, es donde duerme la pequeña.
Todo el mobiliario se ha elegido en blanco para resaltar los accesorios decorativos de tonos pastel suaves. Además, ambas niñas comparten un armario cuyas puertas están forradas con un bonito papel pintado, el mismo que reviste el frontal del lavabo del baño, haciendo de hilo conductor.
Este baño es también en suite, como el resto de los dormitorios, y como todos también tiene el mismo diseño del lavamanos, cuadrado y de microcemento, un diseño del estudio Luzio Design & Projects, que varía de color según el baño.
Arquitectura, diseño y ejecución: Luzio Design&Projects. Estilismo: Cristina Rodríguez Goitia.