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Aunque se construyó en 2008, esta casa de arquitectura moderna se había vuelto terriblemente anticuada en tan solo una década. ¿Los culpables del desastre? Una mezcla de acabados industriales, superficies oscuras y una distribución poco acertada. Por suerte, la interiorista Kim Gordon acudió al rescate y transformó la vivienda en un auténtico paraíso de 276 metros cuadrados en Venice Beach.
A través de numerosas puertas correderas y ventanales de vidrio, la luz llega ahora a todos los rincones de la casa, con el color blanco como base. La madera, el microcemento y las fibras naturales son los tres materiales que protagonizan el nuevo interiorismo, creando espacios abiertos y fluidos en los que se respira un ambiente exótico con tintes bohemios, como si de una selva se tratase.
Junto con el color blanco, la gama de tonalidades terrosas se encarga de aportar calidez a las distintas estancias, donde tampoco faltan las plantas y los árboles.
La cocina se planteó como un gran espacio abierto al comedor y al salón. Cuenta con una amplia isla central revestida en mármol blanco, con taburetes para el desayuno y puertas de madera sin tiradores. A diferencia de la cocina anterior, oscura y poco atractiva, esta resplandece e invita a disfrutar del día a día.
Espíritu boho y étnico en la decoración
El comedor está protagonizado por una mesa de madera rústica, acompañada de distintas sillas con asientos de fibras y varias lámparas suspendidas diseñadas a todo color con inspiración étnica. En las paredes, diversos retratos de personas de África y la India reafirman el espíritu bohemio del hogar.
El salón principal se abre a la terraza. Dispone de un precioso divisor de ambientes realizado con crochet y un sofá rinconera en color beige, elegantemente combinado con distintos cojines en tonos tierra. Frente al sofá, dos butacas de madera y cannage completan la zona de tertulia.
A través de una escalera con barandilla de metal blanco y peldaños flotantes de madera, llegamos a la segunda planta, donde se encuentra una sala de estar.
El dormitorio principal está dominado por una gama cromática muy sosegada, con un árbol de interior ubicado junto a un coqueto rincón con mesa y dos sillas.
La habitación de los niños es, sin duda, una de las más espectaculares. Destaca por el mural con dibujos exóticos y por los muebles de fibras y madera.
Así estaba antes de la reforma
No es de los peores 'antes y después' que hemos visto, pero hay que reconocer que el cambio ha sido increíble, sobre todo por la luz y el estilo que ha ganado.
Proyecto e información: Cortesía de Kim Gordon Designs.
