Nuestra lectora Lara De Vicente ha querido compartir con nosotros la preciosa historia de esta casa de campo en Cantabria. Hace más de 20 años, sus padres compraron una ruina que consistía en una cuadra con pajar y una vivienda que había que restaurar sí o sí. Con toda la ilusión del mundo, se pusieron manos a la obra hasta concebir el hogar de sus sueños.
Como los padres de Lara siempre han sido unos enamorados del interiorismo, ellos mismos se encargaron de casi toda la reforma. 20 años de trabajo, dedicación y pasión, que se han visto recompensados con creces.
La casa tiene 210 m2, con un porche acristalado de casi 50 m2, una galería de 20 m2, estanque, piscina, garaje y un cobertizo para herramientas en un jardín de 800 m2. Por otro lado, los interiores desprenden ese encanto rústico tan habitual y acogedor de las casas de campo. ¡Vamos a verlo!
Información: Cortesía de Lara de Vicente.
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