Una vivienda unifamiliar baby friendly con terraza y jardín en Madrid

Con 366 metros cuadrados por delante, la falta de espacio jamás será un problema, ¡por muchos bebés que vengan en camino! Lo que está claro es que se trata de una vivienda que desprende modernidad en cada una de sus cuatro plantas.

salón comedor de diseño moderno con sofá con chaise longue gris
Amador Toril

    Con un hijo pequeño y un bebé en camino, los propietarios de esta vivienda unifamiliar de 366 m2 ubicada en Madrid, necesitaban crear ambientes baby friendly para conseguir la máxima seguridad en su hogar. La casa, distribuida en cuatro plantas con terraza y jardín, fue reformada por el interiorista Alberto Torres, de Interior Studio de PortobelloStreet.es.

    LAS CLAVES DEL PROYECTO

    El proyecto se ha centrado en la creación de espacios diáfanos sin barreras, potenciando al máximo la luz natural. En la intervención decorativa se ha arriesgado y se han mezclado estilos como el industrial, el home sweet home, el minimalista, el inglés clásico y el confort italiano, todos ellos conviviendo en armonía y demostrando que en la combinación está la riqueza.

    La pared de la entrada ya hace alusión a esta superposición de estilos, mostrando distintos planos de color que se solapan entre sí.

    Otras claves fueron el aprovechamiento de la luz natural y el uso de materiales nobles y naturales como la madera y la piel, que puntualmente se han combinado con metal, cristal y porcelánico para lograr un sutil equilibrio de texturas.

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    La vivienda se divide en cuatro plantas, tres de ellas destinadas a las zonas de día y los dormitorios, y una tercera planta (en el sótano) con un espacio diáfano que incluye un pequeño salón-comedor con zona de bar.

    En la planta baja se encuentra la entrada principal, el salón-comedor, la cocina, un dormitorio, un baño que hace las funciones de aseo de cortesía y el jardín con piscina. Desde el primer momento en que se accede a la vivienda, saltan a la vista ciertas claves relacionadas con su interiorismo y con quien la habita. La primera es la mezcla de estilos; la segunda, el trato del color.

    La entrada destaca por su gráfica espacial, donde el color y las geometrías del papel pintado toman el protagonismo, dando la bienvenida a los visitantes y anunciándoles que están a punto de adentrarse en un espacio distinto. ''Escogimos una consola de líneas puras e inclinadas para potenciar la sensación gráfica del papel pintado'', explica Alberto Torres.

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    El salón y el comedor se presentan como un gran espacio abierto rectangular. Ambas zonas quedan delimitadas por el propio sofá con chaise longue, encargado de dividir visualmente los ambientes. Este espacio diáfano presume de gran luminosidad gracias a los dos ventanales que tiene y que el interiorista ha vestido con unos estores ligeros confeccionados en lino blanco que tamizan la luz. En cuanto a la iluminación artificial, se ha optado por combinar los focos de techo y la lámpara de techo del comedor con luz ambiental de apoyo.

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    Siguiendo la prioridad baby friendly que exigía el proyecto, en el salón-comedor los muebles de almacenamiento se han escogido completamente cerrados, con chimenea de cassette y superficies redondeadas en los muebles exentos. Todo ello evita entrantes y salientes peligrosos para viviendas con bebés y, a la vez, logra una circulación orgánica entre los espacios.

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    Los tonos neutros usados en las paredes, en el falso-techo y en gran parte del mobiliario de asiento se han equilibrado con la calidez de la madera del suelo y el mobiliario, y con la presencia de mucha vegetación. ''El verde de las plantas combina con la madera vista y contrasta de manera exquisita con los blancos y grises, creando un espacio más natural y acogedor'', comenta el interiorista. La presencia de naturaleza en el proyecto, tanto en forma de vegetación como potenciando la luz natural, es un reflejo de la personalidad y la conciencia medioambiental de los propietarios, que trabajan con energías renovables.

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    Desde el comedor, se accede a la cocina a través de un panel de cristal que consigue una continuidad visual en la zona de día, uniendo así las tres estancias de salón, comedor y cocina. La cocina se ha diseñado con mobiliario que combina el blanco y el negro en busca de elegancia, con muebles de almacenamiento totalmente tapados que brindan una estética limpia y la máxima funcionalidad a la hora de trabajar y moverse por la estancia. Destaca la isla central con un servicio de barra y taburetes para comidas más informales, que también ayuda a articular el tráfico de la cocina dejando dos zonas de paso paralelas.

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    En esta planta más social también se encuentra el jardín con piscina, ideal para los meses de temperaturas más cálidas y agradables. Se ha dividido en dos zonas, una completamente al aire libre rodeando la piscina, y otra techada para delimitar un ambiente más íntimo. En esta última, se han instalado paneles eléctricos de desplazamiento continuo en el techo y en los tres bordes no adyacentes a la casa, que se despliegan según las preferencias o necesidades de cada momento.

    Para la decoración exterior, se ha empleado una paleta entre neutra y nude con materiales naturales.

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    De vuelta al interior de la casa y en el lado opuesto al jardín, se encuentra la habitación de invitados y un baño completo que también hace de aseo de cortesía.

    Desde la entrada de la vivienda se accede a las escaleras que comunican las cuatro plantas, en la zona superior hacia la primera planta y el ático, y descendiendo hacia el sótano, destinado a una segunda zona social más íntima.

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    El papel pintado de rayas en color azul cielo de estilo vintage refuerza la verticalidad y genera un interesante efecto en el hueco de la escalera, potenciado por su combinación con la madera.

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    En la primera planta se encuentra el dormitorio principal con vestidor y baño, la habitación del niño, un tercer dormitorio para el futuro bebé y un baño completo para las habitaciones infantiles. En el dormitorio principal se ha mantenido el misma estilo que en el resto de la vivienda, combinando la estética vintage de piezas como el banco a los pies de la cama y el cabecero, con toques industriales en la iluminación. Destaca la pared del cabecero realizado con un revestimiento de nogal natural en palillería con fondo lacado.

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    En el cuarto de baño se ha priorizado la seguridad con armarios completamente tapados y limpios, sin tiradores ni oquedades. Destaca el aprovechamiento del área sobre el inodoro con gabinetes estrechos que crecen en la vertical para ganar la máxima capacidad de almacenamiento. El pavimento del baño se revistió en gres porcelánico de efecto microcemento en color gris topo, el mismo que cubre las paredes para generar una envolvente uniforme, sobre la que destaca el mueble hecho a medida en roble natural color negro.

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    El dormitorio del niño se ha diseñado funcional y divertido, con un papel pintado que aporta el toque vintage que se ha visto en otras áreas de la casa. También se tuvo en cuenta la psicología infantil al incorporar la tienda de campaña como protagonista del área de juego, un espacio ideal para desarrollar su imaginación.

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    El ático cuenta con un dormitorio de invitados, un baño y un despacho-vestidor. La unión de estas dos estancias es una solución original a la vez que práctica, ya que ambas tienen la necesidad de privacidad como denominador común. De ahí la idea de vincularlas e, incluso, hacer que el propio vestidor, abierto y en forma de L, funcione como delimitador de la zona de oficina.

    La zona de trabajo se ha instalado bajo la ventana para aprovechar la entrada de luz natural.
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    Desde el despacho se accede a una gran terraza decorada a modo de salón exterior donde compartir, relajarse y disfrutar del buen tiempo.

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    Volviendo a la escalera de la vivienda, descendemos a la última planta para acceder al sótano, un espacio con mucha personalidad que Alberto Torres ha convertido en una estancia íntima y confortable donde escapar del resto del mundo para charlar, beber vino y disfrutar de la buena compañía.

    Este es también un espacio diáfano donde conviven de forma continua un pequeño salón, un comedor que sirve a su vez como área de televisión emulando esa costumbre tan familiar de comer viendo la tele y, por último, una zona de bar con una pequeña cocina. La idea era crear una segunda planta social, que, al igual que la planta principal, contara con salón, comedor y cocina.

    Amador Toril
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    ''Antes de la reforma, los propietarios tenían este espacio repleto de recuerdos y fotografías, y esa idea de 'recuerdos' ha sido el concepto clave a la hora de rediseñar todo este espacio'', revela el interiorista. El mobiliario de estilo clásico inglés protagonizado por el Chester en capitoné y las butacas tapizadas en cuero verde, consiguen crear una atmósfera nostálgica y elegante.

    Las paredes, tanto del salón como de la zona de la cocina, se han revestido con listones de madera sobre fieltro acústico para insonorizar la zona, aunque lo más llamativo del salón es el mural con motivos vegetales que, combinados con los materiales nobles utilizados en este espacio, conectan con el resto de la vivienda.

    Amador Toril
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    Arquitectura, diseño y ejecución: Cortesía de Interior Studio de PortobelloStreet.es. Interiorista: Alberto Torres.


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