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Reformar una cocina sin obras es sinónimo de tranquilidad. Y aunque te cueste creerlo, ¡el cambio puede ser igual de sorprendente! Esta cocina proyectada por la interiorista Ana Lorenzana, del estudio Decoryver, así lo demuestra.
Antes de su intervención, la cocina parecía sacada de un piso de los años setenta, con los clásicos azulejos retro, encimera de granito y muebles de madera. Sin embargo, con un poquito de ingenio y empleando el color blanco como protagonista, la cocina se ha transformado en un espacio luminoso y actual.
''Cuando reformamos cocinas sin obra nos tenemos que adaptar a lo que nos encontramos. En esta cocina, el paso de tubos de calefacción bajo la ventana era un detalle que había que hacer desaparecer, y tras pintarse del mismo color de la pared, casi ni se aprecia'', explica Ana Lorenzana.
Antes: una cocina anclada en el pasado
Ahora: una cocina moderna y luminosa
Uno de los principales cambios consistió en pintar de blanco los azulejos, y sustituir la cortina por un estor moderno y limpio a nivel visual. En el suelo, se instaló un pavimento vinílico que imita a la madera. Y siguiendo con la misma gama de color, se colocó un vinilo gris cemento en el frontal entre los muebles.
El fregadero sin escurridor y el grifo de color negro también rejuvenecieron el aspecto de la cocina.
Antes: una decoración nada favorecedora
Ahora: un ambiente nórdico y funcional
''La puerta de la despensa fue otra elemento que nos dio muchos quebraderos de cabeza, pero se solucionó con una puerta laminada a medida en color blanco y un tirador negro'', comenta la interiorista. ¡Un cambio espectacular!
Antes: una despensa con una puerta anticuada
Ahora: una despensa bien integrada
Alucinante, ¿verdad?
Proyecto e información: Cortesía de Decoryver.