Trucos y consejos para evitar las intoxicaciones alimentarias este verano

En verano, aumentan su incidencia en un 25% y se estima que el 60% de las intoxicaciones se producen en el hogar.

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    El 60% de las intoxicaciones alimentarias se producen en casa, así que urge poner en marcha un plan para protegerte tú y a tu familia. Cuando llega el verano se multiplican los problemas digestivos, pero hay que estar bien atentos a los síntomas.

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    Las intoxicaciones alimentarias aumentan durante el verano un 25 %, con respecto al resto del año. Se estima que 2 de cada 10 personas puede sufrir dolor abdominal, vómitos, diarrea, incluso fiebre, así que si los síntomas persisten más de tres días no dudes en acudir a tu médico. La cifra más preocupante es que el 60% de las intoxicaciones tienen lugar en casa.

    Leandro Palomo, responsable de Salud y Seguridad en TK Home Solutions, advierte que “en verano, hay que tener mucha precaución con los alimentos, ya que la mayoría de las intoxicaciones se producen por no haber sido todo lo cuidadosos que debíamos en nuestro propio hogar. Hay que prestar especial atención a las personas mayores, que pueden presentar más problemas para detectar un alimento en mal estado porque su olfato y su vista también envejecen con el paso del tiempo. Es importante que tengan su hogar adaptado para acceder fácilmente al baño, sin barreras, y no descuidar la higiene. Desde TK Home Solutions hemos querido elaborar esta pequeña guía para que sepamos tratar los alimentos en casa y podamos disfrutar de un verano sin preocupaciones”.

    Por eso, es importante poner atención en las personas más vulnerables, como nuestros mayores y los niños, para que consuman productos sanos y sin riesgos. Los alimentos que pueden ocasionar de forma habitual intoxicaciones alimentarias son los zumos sin pasteurizar, los quesos frescos o productos de origen animales poco hechos...

    Para empezar las manos tienen que estar bien lavadas cuando vayas a cocinar o manipules alimentos. Pon atención en cambiar los paños de cocina a menudo o utiliza papel desechable para secar los alimentos crudos.

    Lavar los alimentos

    Las verduras y hortalizas suelen tener restos de suciedad, así que puedes darles un agua antes de almacenarlas. Algunas frutas desarrollan moho en la superficie, tienes que tirarlo, no lo aproveches porque se ha podido extender al resto de la pieza.

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    La carne roja o blanca no se lava, sin embargo sí es necesario lavar bien con agua las cáscaras de los huevos, porque pueden trasmitir la bacteria de la salmonella. Es parte de los trucos para mantener una cocina segura y evitar accidentes.

    Cuando compres, echa un vistazo a las fechas de caducidad y también a los ingredientes, si es un precocinado o procesado, porque deben detallar los elementos alérgenos del alimento. Una vez abiertos los envases de embutido, debes consumirlos en 3 o 4 días. Por supuesto, debes desechar al comprar o en casa las latas de conservas que estén dañadas o ambombadas.

    Evita la contaminación cruzada

    Separa bien los alimentos en la bolsa de la compra y también cuando los prepares para meterlos en el frigorífico o en el congelador. Cuando manipules carnes, pescados o verduras sin cocinar no debes utilizar el mismo cuchillo, también tiene inconvenientes usar la tabla de cortar de madera.

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    La contaminación cruzada se puede producir en cualquier momento, por ejemplo si utilizas el mismo plato para poner un filete de pollo crudo y la misma pieza una vez hecha a la plancha o cocinada. Cada alimento debe tener recipientes distintos, así que emplea bien los envases de cristal o plástico con tapa o las bolsas selladas para que no se derramen los líquidos.

    Cuando sirvas un plato a la mesa, mejor que cada comensal tenga uno propio. La pandemia nos ha enseñado a no compartir la comida ni comer todos del mismo recipiente, así que cada persona debe utilizar sus propios cubiertos.

    Otro buen consejo, cuando salgas de vacaciones o no estés en tu casa es mejor consumir agua embotellada y evitar los cubitos de hielo, que pueden trasmitir enfermedades.

    Refrigerar y congelar bien los alimentos

    El frigorífico tiene que tener la temperatura óptima, entre 4ºC o 5ºC. En cuanto llegues con la compra a casa, o como mucho dos horas después de llegar del supermercado, pon en el frigorífico todos los alimentos que necesiten refrigeración. Los huevos están mejor en la caja de cartón que en la bandeja de la puerta del frigorífico, incluso conviene que los pongas en la zona central de la nevera. Lo importante es mantener el orden en la nevera.

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    Pon especial atención en la carne y el pescado. Elimina las vísceras del pescado para prevenir la intoxicación por anisakis y revisa las zonas próximas al estómago. Congela la merluza, la pescadilla o los boquerones durante 5 días, a -20ºC.

    Si tienes ya el menú pensado, descongela los alimentos en la nevera y evita que estén a temperatura ambiente, porque las bacterias se multiplican muy rápido. Tampoco es recomendable descongelar en el microondas ni poniendo las piezas debajo del grifo del fregadero.

    El frigorífico tiene que estar siempre bien limpio y organizado y, por supuesto, limpiar inmediatamente cada vez que se derrame en el interior salsa, jugo o leche.

    Cocinar bien los ingredientes

    Tener los menús preparados con tiempo o practicar el batch cooking en tuppers es una excelente opción, pero procura calentar los alimentos, en el microondas y de manera uniforme, durante al menos dos minutos a unos 75ºC antes de consumirlos. Si cocinamos, pero no vamos a comer al momento, es preferible mantener el alimento a temperatura ambiente, antes que recalentarlo. Cuando se enfríe, mételo en la nevera o en el congelador si prefieres consumirlo otro día.

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    La carne es mejor que esté bien hecha, sobre todo cuando sean recetas sanas y sabrosas con pollo o cerdo, también los huevos, mucho mejor si los consumes cuando estén cuajados. Si estás cocinando un bizcocho o masa de pizzas, no pruebes en crudo la masa porque puede estar contaminada.

    Puedes consumir las sobras de la comida, siempre que hayan estado en la nevera y nunca más allá de 3 o 4 días desde su cocinado.

    Información cedida por TK Home Solutions.

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