Cuando llegó la pandemia, la familia protagonista de este tema decidió que era hora de mudarse a una casa con más espacio y ambientes exteriores, y se fueron a este fabuloso chalet con piscina y jardín privado en Las Rozas, Madrid. Las interioristas Cristina Amoroso y Andrea Gámez, de Annanké Interiorismo, se encargaron del proyecto de reforma y decoración, del que hoy te mostramos las zonas de salón, comedor, recibidor y aseo. Los clientes tenían solamente algunos muebles de grandes dimensiones, como el sofá, los sillones o las consolas, que por supuesto querían conservar y utilizar en su nuevo hogar.
''Dentro de la zona a intervenir, nos encontramos con espacios diáfanos con ambientes conectados, así que creamos zonas de circulación amplias para conseguir un hogar flexible, cómodo e iluminado'', comentan las interioristas.
La chimenea como protagonista del salón
El proyecto dio comienzo con la distribución del salón, donde la chimenea se convirtió en el foco principal. Junto a esta, las interioristas diseñaron un acogedor rincón de lectura con una butaca de color azul y una lámpara de pie. Al otro lado de la chimenea situaron una estantería al más puro estilo nórdico con madera y cuerda, incluyendo elementos decorativos como dos pufs de fibras y un farol.
Uno de los principales objetivos del proyecto era conectar visualmente la zona de salón-comedor con el exterior. Como la vivienda tenía grandes ventanales, Cristina y Andrea los dejaron completamente libres, sin mobiliario ni accesorios.
Estilo nórdico y slow life, claves del interiorismo
Para la decoración, se decantaron por un estilo nórdico con una base neutra y clara que resaltaron con elementos verdes. El uso de materiales naturales como la madera y las fibras se encargaron de contrastar con el diseño y aportar una dosis de frescor muy agradecida que favorece el concepto de slow life.
En el comedor, se incorporó una mesa de madera con estilo rústico y unas sillas inspiradas en el modelo Eames DSW. También se añadió una lámpara de fibras en formato XXL que inunda la mesa y genera un espacio envolvente.
Dentro del mismo espacio del comedor, las interioristas concibieron otro rincón de relax con un par de sillas de terciopelo verde con patas doradas, unas piezas que, además, casan a la perfección con el look del comedor.
El espejo de pie, apoyado tras la consola azul, consigue duplicar el espacio visual del recibidor.
Detalles como la escalera de madera a modo de toallero o la cesta de fibras, realzan la calidez del baño.
Proyecto e información: Cortesía de Annanké Interiorismo.