Hace tres años aproximadamente, la decoradora Estela Maca y su pareja se embarcaron en una de las aventuras más emocionantes de su vida: la compra y reforma de una casa de 200 m2 construidos con un terreno de unos 2000 m2.
Distribuida en tres habitaciones, dos baños, salón-comedor, cocina, un garaje y un invernadero, la vivienda se construyó en 1983, así que requería un lavado de cara para adaptarse al estilo de vida de sus propietarios.
Apasionada del interiorismo y, en especial, de la madera, Estela decidió darle un estilo rústico a todas las estancias, que en algunas ocasiones también tiende al boho y en otras al farm house o a un estilo más provenzal.
En el salón-comedor, los aires rústicos se complementan con un toque escandinavo que armoniza estupendamente con el ambiente.
Uno de los elementos con más presencia es el sofá de lino blanco, que Estela y su pareja eligieron pensando en su predilección por las fibras naturales y la calidez de los tejidos. También resalta la mesa de centro de madera de teca en estado raw, o lo que es lo mismo, al natural.
También en esta zona se dispuso el escritorio donde trabaja la pareja de Estela, fotógrafo y videógrafo.
El pasillo recibidor de estilo campestre cuenta con un pequeño banco para descalzarse y un perchero bajo una balda, ambos decorados con elementos rústicos.
No te pierdas el vídeo de @EstelaMaca en #MicasaLive: 7 pasos para crear un recibidor de ensueño.
En la cocina, el gran cambio se produjo gracias a la pintura, ya que se trataba de un espacio muy apagado. Al pintar las paredes en blanco y los muebles en uno tono azulado que realmente es grisáceo, se ganó muchísima luminosidad.
También se reemplazó la encimera original por una de madera, y se escogió una pila más provenzal, contribuyendo a generar ese ambiente tan cálido y acogedor.
En el distribuidor nos encontramos con uno de los dos baños, que ha sido decorado pensando en la hija de la interiorista pero también en los invitados.
El dormitorio principal se decoró con ese estilo raw con madera protagonista que tanto gusta a Estela, combinado también con toques boho para aportar la calma y la calidez necesarias para el descanso.
La habitación de la niña huye de los típicos tonos pastel y apuesta por la madera, la gama de grises y los toques mostaza para aportar el punto de color.
Una de las joyas de la casa es el invernadero. Se trata de una zona acristalada que se ha convertido en un lugar para comer, estar y trabajar, ya que es el área donde Estela tiene su escritorio (aunque prefiere trabajar desde la chaiselongue).
Proyecto e información: Cortesía de Estela Maca.