La irregularidad de la planta original y las escasas entradas de luz natural de este pequeño apartamento, hacían muy complicado alcanzar una organización óptima. Para lograrlo, se puso en manos de los profesionales Luisjaguilar Arquitectura y Javier Hernández-Agero que se enfrentaron a la obra como un atractivo reto, aún más llamativo gracias a la ubicación de la vivienda, en un edificio de finales del siglo XIX y a escasos metros del barrio de La Latina, en pleno centro de Madrid.
Tras muchas vueltas y planteamientos, el nuevo espacio, de algo más de 45 m2, presenta una planta semiabierta, como garantía del flujo de la luz natural y muy bien distribuida. Con las zonas comunes situadas en una zona totalmente triangular, la cocina ocupa un amplio frente con todo lo necesario en línea y, frente a ella, el estar. Una mesa alta adosada a la pared hace las veces de comedor y de separador visual entre los dos ambientes. Una concepción del espacio moderna, pensada para una nueva corriente que apuesta por una forma de vida desenfadada, que contempla las zonas comunes como un todo. Y es que ahora son tendencia las cocinas abiertas al salón y las cenas entre amigos y fogones sin demasiado protocolo.
Dado que el principal problema se debía a la escasa entrada de luz del exterior, merece la pena resaltar la presencia de dos amplios vanos sin puerta en el muro separador del dormitorio. La cocina y el salón contaban con una ventana de suelo a techo abierta a un patio interior, pero necesitaba alguna otra fuente de luz natural. Se solucionó así, con dos huecos que comunican con el espacio contiguo. La zona de descanso se resolvió con brillantez al realizar un armario a medida de lado a lado pero con un espacio abierto hasta el techo que mantiene despejadas las ventanas ubicadas en la parte alta de la pared.
Por supuesto, los colores y el mobiliario escogidos sintonizan de maravilla con esta idea; así predominan los blancos y neutros en paredes, techos y gran parte de los textiles, reservando la intensidad y los estampados de los cojines. Como único elemento de color reluce con éxito la cocina y sus frentes en azul intenso y madera; una potente y necesaria nota de personalidad.
Salón súper luminoso
El estar se equipa con un amplio sofá en gris claro para ayudar al rebote de la luz; los elementos de fibra aportan el toque cálido.
El comedor, equipado con una mesa alta tipo barra, sirve también como zona de trabajo y de apoyo.
La planta irregular donde están las zonas comunes se distribuye gracias a la colocación de los muebles. Así el comedor ayuda a delimitar, de alguna manera, la separación entre cocina y salón.
En lugar de una sola mesa de centro, se optó por dos auxiliares tipo nido que ofrecen más versatilidad.
Cocina abierta
La asimetría en el frente de la cocina lo aligera y moderniza con una propuesta más divertida. Ideal.
La estructura pintada casi por completo en blanco acoge de maravilla un frente de cocina más potente, en azul intenso y acabados en madera. Así se consigue una mayor profundidad.
Dormitorio
La gran altura de los techos permitió dejar un espacio libre sobre los armarios que permite la entrada de la luz natural.
En la zona de descanso primaba alcanzar la calma por lo que se eligieron tonos muy suaves.
Un baño muy completo
El suelo laminado con acabado en madera es idóneo para el baño, soporta la humedad y lo decora al mismo tiempo.
Un trazado totalmente irregular, pero aprovechado al máximo. Con solo 45 m2, gracias a su buena distribución, el piso parece más amplio. La cocina se integra directamente en un espacio compartido con el salón y el comedor.
Estilismo: Paula Balboa.