El mayor reto de la reforma de esta casa madrileña a cargo de la arquitecta e interiorista Sandra de Benito, era lograr la máxima capacidad de almacenaje, además de crear espacios luminosos y limpios visualmente donde salón, comedor y cocina se integrasen en un entorno multifuncional y confortable.
La casa tiene dos hilos conductores presentes en el diseño y la decoración: por un lado, el suelo, que es el mismo para toda la vivienda; y por otro lado, las cortinas, utilizadas con el mismo sistema y visillo en cada una de las estancias.
Con una superficie de 100 m2 (150 m2 incluyendo las dos terrazas), la vivienda se compone de tres dormitorios, dos baños y, en un principio, una cocina aislada del salón.
''Lo que hicimos fue tirar el tabique que la independizaba y colocar en su lugar una gran isla en la que poder comer, trabajar y jugar. La isla tenía que convertirse en el centro de este gran espacio. Trasladamos los muebles y los electrodomésticos, y creamos un lineal con puertas escamoteables a ambos lados, donde los ocultamos. Así, cuando no se está cocinando, la limpieza visual es completa desde cualquier punto de este espacio'', comenta De Benito.
Al tirar el tabique se pudo recuperar un pilar de hormigón que decidieron dejar al aire. ''No puede gustarnos más la mezcla de estos acabados: el hormigón, con la madera y el mármol, ¡encajan a la perfección!'', apunta la diseñadora y arquitecta.
En el salón decidió colocar un gran armario de almacenaje con más de 5 metros que abarca toda la pared y toda la altura de la estancia. Para darle el protagonismo de la madera al mobiliario, se empapelaron las puertas con un papel de acabado textil que aporta textura y hace más acogedor todo el conjunto.
Justo delante del sofá crearon tres hornacinas. La central, lacada en su totalidad en negro, tiene una chimenea de vapor de agua. Las laterales, en madera natural de roble, ocultan todos los aparatos electrónicos; altavoces, wifi, cables... ''Así es como conseguimos la limpieza visual total del espacio'', explica Sandra de Benito.
El mobiliario es muy sencillo: una mesa de comedor con sobre en madera y estructura en vidrio, sillas con un tapizado en la misma línea que el sofá, y un columpio (que es el centro de todas las miradas) presidiendo la mesa.
Por otro lado, un sofá amplio con dos pufs que hacen las veces de mesa de centro y, finalmente, tres taburetes en madera que contrastan con la encimera de Silestone y aportan calidez al conjunto.
El resto de la vivienda se compone de tres dormitorios, dos baños y dos terrazas. Una que da acceso a la cocina-salón, y otra que lleva a las tres habitaciones. ''El dormitorio principal no tiene nada, ¡pero a la vez lo tiene todo! Se colocó un papel pintado tipo lino en la pared del cabecero de la cama, dos mesitas de noche en madera, y dos lámparas de sobremesa en acabado dorado a juego con la lámpara de techo. Presidiendo el cabecero, dos alas de ángel'', cuenta De Benito.
En el dormitorio infantil predomina la mezcla del color blanco con el rosa, y la madera de roble presente en el suelo y en los muebles.
Este espacio está compuesto por una cama nido, un escritorio y un pequeño rincón de lectura con un puf y unas estanterías de pared.
El despacho está compuesto por un sofá cama de diseño y un escritorio.
La terraza principal es otro de lo puntos fuertes de la vivienda. Tiene una amplia zona soleada donde se han ubicado el comedor y la zona de estar.
Esta última se compone por un conjunto de exterior muy cálido y acogedor, perfecto para disfrutar de las noches de verano.
Proyecto e información: Sandra de Benito, de Boho Chic Style.