Cuando la interiorista Rocío Ramos, de Mos Estudio, comenzó a trabajar en el proyecto de decoración de este piso de 80 metros cuadrados en el madrileño barrio de Arganzuela, el cliente marcó 3 requisitos imprescindibles a seguir.
Para empezar, no se podía hacer ningún cambio que modificara la distribución, ya que se trataba de un piso de alquiler. Por otro lado, el mobiliario debería adaptarse a una futura vivienda, ya que su objetivo era mudarse a los 2 años y poder reubicar el mobiliario en su nueva casa. Por último, establecer un límite de tiempo: dos meses para finalizar la obra.
La interiorista optó por muebles con medidas estándar y modulares que se pudieran combinar entre sí. El sofá, por ejemplo, dispone de módulos intercambiables y la posibilidad de añadir más en función de las necesidades.
La vivienda destaca por los colores pasteles, en especial, los rosas y cremas que protagonizan todas las estancias excepto el dormitorio principal, donde predomina el azul.
La madera natural se encarga de aportar calidez a los ambientes, donde no faltan los toques de color negro y, por supuesto, las plantas de aires exóticos.
Las paredes se mantuvieron en blanco para maximizar el color en los elementos decorativos.
La pieza clave del dormitorio es el cuadro situado encima del cabecero, propiedad del cliente: un recuerdo de la época en que vivió cerca del mar.
Este detalle dio forma al resto de la decoración, donde los tonos azules evocan frescura y paz.
Proyecto e información: Cortesía de Mos Estudio.