Una casa alicantina llena de luz

Paredes encaladas, ventanas azules y muebles de estilo rústico definen esta casa alicantina. ¿Su secreto? El Mediterráneo se asoma al interior y lo inunda de luminosidad y frescura.

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La historia de esta casa se remonta a los años 50. Con esfuerzo —en aquella época no existía aún ninguna carretera en la zona—, los pescadores que la construyeron fueron trayendo en sucesivos viajes en barca cada uno de los materiales que necesitaban para levantarla. Ubicada en la cala La Barraca, en la localidad alicantina de Jávea, ningún arquitecto supervisó las obras. La única asesoría que estos hombres de mar tuvieron fue la experiencia acumulada generación tras generación en construir sus humildes viviendas. Y no hay duda de que bastó: más de medio siglo después, el edificio aún se mantiene como el primer día.

La solidez de la vivienda fue una ventaja para sus actuales propietarios que encomendaron al estudio de Jessica Bataille su renovación. Al estar ubicada en primera línea de playa, la casa se encuentra protegida por la Ley de Costas, y nada en ella podía modificarse. Cualquier reforma o ampliación quedaba, por tanto, excluida. Lo que sí se realizó, sin embargo, fue un acondicionamiento para disfrutar de una comodidad adaptada a nuestros tiempos. Las instalaciones de luz eléctrica y agua se actualizaron, y en la cocina se incluyeron electrodomésticos modernos, con la funcionalidad y prestaciones del siglo XXI.

Los elementos arquitectónicos, como techos, vigas, suelo y ventanas se mantuvieron. Tan solo fue necesario repasar los acabados para que la casa ofreciera un aspecto renovado. De hecho, los revestimientos desempeñan un papel fundamental en la decoración interior. El predominio del color blanco y las pinceladas en azul dibujan un marco refrescante, acorde con la serenidad del mar que se adentra en la vivienda a través de sus ventanas, abiertas al Mediterráneo. En el interior, sillas de madera con el asiento de enea y complementos en fibras naturales evocan la decoración tradicional de las casas en la costa. Un guiño a los constructores originales de la vivienda que, desde su sencillez, crearon un hogar sólido, cuyo espíritu aún perdura en el tiempo.

CLAVES DEL ESTILO MEDITERRÁNEO
- Paredes y fachadas se revisten de cal o pintura blanca, siempre inmaculadas tanto en el interior como en el exterior de la casa.
- La carpintería es de madera, con puertas de listones y contraventanas. Su acabado varía en función de la zona: azul, verde, marrón oscuro… Las persianas enrollables o estores de esparto situadas sobre ventanas y puertas exteriores, protegen el interior de la vivienda del calor y el sol directo.
- Los suelos evocan materiales naturales y refrescantes, como el barro cocido o la piedra.

Estudio de Jessica Bataille: www.jessicabataille.com

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Taburetes de enea

Las contraventanas y el marco azules encuadran el paisaje. La mesa antigua, de teca pintada en blanco, junto a la sencillez de las sillas recuperadas y los taburetes de enea, ceden el protagonismo decorativo al exterior.

Fachada blanca y carpintería azul

La casa se ubica en la cala La Barraca, en Jávea, donde el litoral se encuentra protegido por la Ley de Costas. Las fachadas blancas y la carpintería azul son señas de identidad comunes a todas las viviendas. La decoración exterior, de claro estilo mediterráneo, armoniza con la vegetación natural, que se prolonga hasta el borde del mar.

Detalles en fibra

Vigas en el techo, paredes, puertas... El interior de la casa se pintó en un deslumbrante color blanco, que aporta luminosidad y frescor a la vivienda. Los detalles en fibra -la lámpara de techo, los sombreros, el capazo para la leña junto a la chimenea y la mesa de centro- aportan calidez al ambiente. Lámpara de techo, de Montgo Verd. Los sombreros se adquirieron en la localidad Gata de Gorgos y la mesa, realizada en mimbre, en un rastrillo.

Repisa sobre la chimenea

Con sus diferentes fondos, la repisa sobre la chimenea que sobresale unos centímetros de la pared, y la hornacina que se adentra en el muro, dan sensación de dinamismo. En ambos, las superficies revestidas con gres, al igual que el suelo, rompen la uniformidad cromática de la pared  y añaden interés decorativo a la zona de estar.
Capazo, adquirido en Gata de Gorgos. La manta es de H&M.

Lámpara de techo

El sofá antiguo, retapizado en blanco, los mullidos cojines y el kílim marroquí, componen un ambiente acogedor. ¿Te has fijado en la silla rústica? Su estructura pintada en blanco contrasta con el asiento de enea. La idea, original, también queda espectacular con pinturas empolvadas de efecto tiza. Cojines: geométricos en blanco y negro, de H&M; y estampados
con motivos étnicos, de Particolare.

Estantería de madera

En la zona de comedor, una estantería adosada a la pared desempeña la misma función que un aparador, pero ocupa menos espacio. De color blanco, se funde con la pared y resulta ligera visualmente. Desde sus baldas, las superficies brillantes y semimates de copas y vasos enriquecen el conjunto. Estantería de madera de pino pintada en blanco y cerámica en el mismo tono, de Jessica Bataille. La jarra es de Guille García-Hoz.

Estantería de rastrillo

En medio de una cocina decorada por completo en color blanco -encimera, mueble de ladrillos, armario e incluso la estantería sobre el fregadero-, la carpintería pintada en azul perfila puertas y ventanas, que se convierten así en protagonistas de la decoración. Estantería, de un rastrillo. Lámpara de techo, de Montgo Verd. Capazo, recuperado de El Rastro de Jalón.

Sombrero de paja

El predominio del color blanco potencia el efecto de profundidad en la vivienda. Se trata de un nexo cromático que se inicia en el sofá de la zona de estar y se prolonga hasta el dormitorio. Un pequeño detalle realza la sensación de continuidad entre los ambientes: el sombrero de paja, al fondo, es idéntico a los que decoran la pared del salón.

Mesilla de mimbre

Los diseños realizados con enea, mimbre y ratán añaden un toque de naturalidad. Habituales como mobiliario de exterior en cualquier casa, y de interior en segundas viviendas, ahora se han puesto de moda en pisos urbanitas.

Cañería al a vista

En el cuarto de baño, tres elementos llaman la atención: la cañería del agua, a la vista y con acabado cobre; el espejo con marco de madera envejecida, fijado a la misma altura que la cañería; y por último, el original toallero con una rama.
Toallero y fotografía antigua colocada sobre la cisterna, de Jessica Bataille. El espejo es de la firma Thai Natura.

Carpintería azul

Sillas junto al umbral de la puerta. Se trata de una costumbre estival típica de los pueblos de montaña y costa. Al atardecer, los asientos de enea -ligeros, para trasladarlos con facilidad- se sacan al exterior para disfrutar del fresco.

Foto y coral de resina

Detalles de antaño. Organiza un bodegón con esos recuerdos que pasan de generación en generación: fotografías, postales, revistas, sombreros... Foto y coral de resina, de Jessica Bataille. Losetas con números, recuperadas.

Acabado en blanco

La mayoría de las casas rústicas o de playa tienen muebles de obra en acabado natural. Una mano de pintura en el mismo tono de la pared, si queremos integrarlo en ella, o en un color en contraste, actualizará el mobiliario y dará un aire nuevo al ambiente.

Cojines con textura.

La cama y el sofá siempre se han completado con diseños en los que el color y el estampado eran la clave. Hoy, a estos criterios se añaden bordados, flecos, cuentas y aplicaciones en relieve.

Imitación de coral

Imitaciones sostenibles. Desde hace años, la captura de corales, peces sierra y otras variedades utilizadas en decoración está prohibida. Busca imitaciones: están muy logradas y respetan el ecosistema.

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