Los propietarios de esta vivienda unifamiliar de 260 metros cuadrados en La Moraleja, querían convertirla en su segunda residencia, ya que actualmente viven en Suiza. A pesar de la distancia, las encargadas del proyecto de interiorismo —Rocío, de Mos Estudio, y Vanesa Cañada, con estudio propio en la Costa del Sol—, mantuvieron un contacto estrecho con los clientes en todo momento. De este modo, aprovecharon las visitas del matrimonio a Madrid para recorrer los diversos showrooms y conocer a los artesanos con los que trabajarían.
Los objetivos estaban claros: los propietarios querían una vivienda con elementos de diseño, elegante pero no recargada, con espacios funcionales que transmitieran calidez.
Tonos neutros y algo más
Para escoger el mobiliario, las interioristas se basaron en colores neutros con un punto de contraste naranja, destacando en el salón el gran cuadro de Pictoclub que rebosa energía y parece dar la bienvenida al hogar.
La selección de distintas piezas de diseño fue clave en el proyecto, donde las protagonistas son las texturas. Un excelente ejemplo es la lámpara de pampas del comedor, que cautiva la mirada de quien accede a la estancia.
El acceso a la cocina se realiza a través de una puerta corredera que ofrece privacidad cuando es necesario.
Una isla central blanca e impoluta corona el centro de la sala, acompañada de varios taburetes de fibras y una fotografía impactante sobre la pared.
Esencia natural
En los dormitorios, Rocío y Vanesa utilizaron papeles pintados de fibras vegetales y cabeceros entelados para mantener la misma sensación de calidez del resto de la vivienda. Todo ello ensalzado por la belleza natural de los muebles de madera.
¿Nuestra calificación? ¡Sobresaliente!
Realización: Rocío, de Rocío Mos, y Vanesa Cañada.