La ubicación de esta casa de arquitectura moderna, permitió cerrarse casi por completo al exterior para ganar la máxima intimidad, y abrirse al interior y corazón de la casa, donde las vistas conducen a un fabuloso jardín con vegetación exótica que dota de frescor la propiedad. En el interior, los contrastes quedan perfectamente equilibrados a través de una materialidad que combina el ladrillo visto con el hormigón y el acero negro.
Para suavizar esta mezcla de inspiración industrial que, de otro modo, resultaría demasiado fría y desangelada, se seleccionó una decoración muy actual y desenfadada de tintes nórdicos, donde la madera aporta la calidez necesaria.
La planta baja, diseñada con doble altura, es el centro neurálgico de las actividades. En ella se ubican el salón, el comedor, la cocina y el porche con salida al jardín y a la piscina. Esta última sorprende por un diseño en piedra que rodea el porche y que queda enmarcada a través de la retroiluminación.
En la planta alta se encuentran los dormitorios, que continúan con el mismo lenguaje estético evocando una sensación de intimidad y calma, y una atmósfera más cálida y cerrada comparada con la apertura de las áreas en el nivel inferior.
Los contrastes culminan con la inclusión de las celosías como elemento escultórico. Estas otorgan la visibilidad necesaria a la vez que mantienen la privacidad.
Proyecto e información: Di Frenna Arquitectos.